Quíbor y Guadalupe, en el estado Lara de Venezuela, son comunidades cuya tradición artesanal ha sido esencial en la expresión cultural de su región. Reconocida como la "Ciudad Artesanal de Venezuela", Quíbor se distingue por su trabajo en madera, mientras Guadalupe complementa este legado con técnicas igualmente refinadas. La artesanía de estas localidades combina influencias indígenas y europeas, perfeccionadas en el siglo XX por figuras como Rudolf Stejskal, quien revolucionó la carpintería en la zona. Técnicas como la talla manual, la marquetería y las juntas chinas dan forma a piezas que integran historia y funcionalidad, haciendo de la artesanía un arte vital.

A pesar de las limitaciones ambientales, como la sequía que reduce la disponibilidad de madera local, los artesanos han demostrado una resiliencia notable al incorporar materiales de otras regiones y desarrollar enfoques innovadores. Sus obras no solo son un testimonio cultural, sino también un motor de desarrollo económico para la comunidad. Cada creación refleja una conexión profunda con su entorno y la habilidad de adaptarse, asegurando que este legado perdure y continúe evolucionando.